Tengo mil hobbies, cero certezas y muchas ideas a la vez
- Brujitales Publishing
- 5 jun
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Actualizado: 2 jul
Esta es la historia de cómo intenté organizar el caos creativo de mi vida...
Desde que era niña, siempre tuve muchísima energía. Participé en patinaje, karate (dos veces en diferentes momentos de mi vida, gracias a la insistencia de mis padres en seguir el ejemplo de mis primas), modelaje, teatro, clases de salsa... y pasé más de dos años en los scouts. Sin embargo, me costaba mantenerme enfocada en una sola cosa; quería estar en todo y hacer de todo. A veces siento que tenía vibes de déficit de atención e hiperactividad; no tengo pruebas, pero tampoco dudas.
Siempre tuve una vena artística. Me encantaba pintar y dibujar en casa. Pero hubo una actividad que realmente me apasionó: a los 13 años, me uní a un grupo de folclor de mi país y también a clases de danza contemporánea. Fue amor a primera vista. Me mantuve en este grupo por más de cuatro años, lo cual es un gran logro para mí. Era un grupo muy diverso y siempre estábamos explorando nuevas cosas: pop, hip hop, ballet, danza contemporánea y más de quince danzas tradicionales de folclor. Los montajes coreográficos constantes eran la clave de mi permanencia: el constante cambio y movimiento me mantenían entusiasmada.
Luego llegó la etapa profesional, el verdadero desafío: ¿Qué hacer con mi vida?
Tenía muchas ideas. Quería ser dermatóloga porque quería ganar como mi dermatóloga, o ser bailarina profesional y algún día bailar para Rihanna o Lady Gaga o aparecer en el programa de televisión “So You Think You Can Dance”. También consideré estudiar sistemas, ya que durante cuatro años en el colegio tuve un énfasis en eso. Pero, aunque quería ser muchas cosas a la vez, también sentía que no quería ser nada. No sabía cuáles eran las opciones reales. Solo tenía claro que era muy mala para las matemáticas, así que cualquier carrera relacionada con números parecía estar fuera de mi alcance. Aun así, la idea de tener un título como "ingeniera" y el estatus que implicaba me atraía. ¿Empiezan a ubicarme? Multipotencialidad en su máxima expresión: querer hacerlo todo al mismo tiempo.
Después de salir del colegio, intenté muchas cosas: porrismo en la universidad, danza árabe, ballet, dancehall, folclor suramericano, hip hop, una escuela sociopolítica para mujeres, y de nuevo, danza árabe. Ahora, en 2025, probé con patinaje artístico por un mes, no volví, y estuve en danza folclórica por tres meses, pero ya me salí. Si este post te da ansiedad, imagínate a mí.
Retomando la historia de mi camino profesional: después del colegio, estudié un Tecnólogo de dos años en Sistemas. Sin embargo, mi primer trabajo fue en atención al cliente para E-learning, no en programación, y no me gustó. Así que decidí irme al extremo opuesto y volví a lo artístico. Estudié arte durante cinco años y me convertí en docente. Resultó que era muy buena en ello; se me daba natural ofrecer apoyo, consejo y guía. Desempeñé varios roles: educación especial, diseño curricular, profesora de arte, docente titular, y acompañamiento en temas de inclusión e interculturalidad.
Pero entonces llegó el reto más grande: la estabilidad económica. Necesitaba encontrar un ingreso extra. Y así llegué a la fase emprendedora de 2024. Tenía muchas ganas de emprender, pero no sabía cómo ni qué vender. Todo el mundo parecía tener ideas brillantes y negocios increíbles, mientras que yo solo tenía ganas, pero cero claridad. Como soy muy creativa, pensé: ¿quizás diseño ropa? (aunque no sé coser y no tengo máquina). ¿Hago velos de novia? Llegué a diseñar tres velos de novia muy únicos que quedaron bellísimos, y la idea me emocionaba. Pero me faltaba constancia, ánimo y dirección. La idea duró dos o tres meses; creé la marca, compré material de costura, diseñé la página web, tomé fotos de los productos y, después, se desvaneció.
Por suerte, tengo el hábito de anotar todo lo que se me ocurre, aunque parezca absurdo. En Notion, tengo una página llamada "emprendimientos", con ideas de todo tipo: “ropa para mascotas”, “faldas lovers”, ideas de libros que quiero escribir y servicios. Prácticamente, ahí deposito toda mi explosión mental, caótica pero real. Hasta que todo ese caos comenzó a tener sentido.
Mi diario de experiencias personales empezó a transformarse. Decidí convertir esa multipotencialidad, ese desorden, esa energía desbordada, en algo tangible: un cuaderno vivo de reflexiones, ideas y consejos. Un espacio para compartir con personas que, como yo, se han sentido perdidas o abrumadas y buscan estructura o una chispa de claridad creativa.
Después de mucha exploración, mi enfoque se hizo claro: expresar todo lo que he vivido. Mis errores, mis hallazgos, mis logros. Todo eso puede servir a otros que sienten lo mismo que yo.
De toda esa energía desbordante nacieron tres programas que amo profundamente, que ni yo misma creo haber podido construir con tanta alma y estructura. Creo que en ellos puse todo lo que yo misma necesitaba o quería escuchar.
Así nacieron "Reset for Educators" (lo que hubiera querido oír cuando me sentía sola como docente), "Raíces conscientes: familias balanceadas" (lo que entendí después de convivir con cientos de niños y ver sus mundos internos, y lo que quiero compartir para ayudar genuinamente a las familias de esos niños), y "Antes de elegir: claridad vocacional" (lo que me habría salvado cuando no sabía cómo elegir entre todo lo que me gustaba y no podía enfocarme).
Todo esto es personal, pero quiero compartirlo con el mundo. Y ahí está, para quien sienta curiosidad. Seguiremos avanzando. Ya veremos qué otras ideas me atraviesan mientras gestiono mis 500 hobbies. Pero bueno… esa ya es otra historia.




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